Ignacio de la Rosa Ferrer: Historia de Arrancacepas
cruz
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lunes, 7 de febrero de 2022
lunes, 26 de agosto de 2019
Arrancacepas: la epidemia de tabardillo y garrotillo de 1661
sábado, 14 de octubre de 2017
jueves, 12 de octubre de 2017
Arrancacepas y el sexmo de Torralba en 1591
Sexmo de Torralba
- Torralba una pila y doscientos cincuenta vecinos
- Albalate y Ribagorda, su anejo, dos pilas y ciento y noventa vecinos
- Villaconejos una pila y noventa vecinos
- Pliego una pila y ochocientos vecinos
- Cañaveras y Perales dos pilas y ciento cincuenta vecinos
- El Olmeda de la Cuesta y sus anejos, el Villarejo y Fuentesbuenas, tres y doscientas setenta y ocho vecinos
- Bolliga una pila y ciento veinte vecinos
- Arrancacepas una pila y sesenta vecinos
- El Olmedilla Eliz, Castillejo de Albaráñez y sus anejos, dos pilas y ochenta vecinos
- Valdecañas una pila y doce vecinos
Son por todas las pilas de este sexmo quince
GONZÁLEZ, Tomás: Censo de Población de las provincias y partidos de la Corona de Castilla en el siglo XVI. Madrid. Imprenta Real. 1829
miércoles, 25 de noviembre de 2015
Catastro de Ensenada. Arrancacepas (1753): Población
Catastro de Ensenada. Arrancacepas (continuación)
21.- Vecindario
... dijeron que esta villa se compone de setenta y dos vecinos ynclusas viudas, labradores, jornaleros, oficios que siruen a la villa y además de ocho menores que unos residen en ella y otros se hallan ausentes siruiendo, cuio número y calidades constará del testimonio de vezindario a que se remiten, y responden
22.- Casas
... dijeron que actualmente ay en esta villa ochenta casas hauitables y en estas se yncluyen dos de los eclesiásticos, pero no las de Ayuntamiento, ospital y horno de pan cozer, tres casas inhauitables que están para arruinarse, las dos propias de Pablo Casero y la otra de Pedro Estirado, que se hallan inmediatas a otras reedificadas, quarenta y dos casas que en su teimpo an conocido hauitables y están arrinadas, y asimismo ay otros solares que demuestran hauer sido casas y al presente muchos se hallan reducidos a cultiuo, y pueden decir que uno posee doña Josepha González, vezina de Valdecabras de cauida de tres celemines en sembradura, otro que tiene Blas de Vaoldeolivas, vezino de esta villa, en el Fompalillo, puesto de azafrán de tres celemines de trigo, otro que posee Joseph Polo de cabida de tres celemines, otro de don Bartholomé Colmenar presuitero de esta villa de tres celemines y está donde llaman la calle de las heras, otro herreñal que tienen las Ánimas en dicho sitio de cauida de tres celemines, otro que dizen el solar del Padre Pasqual Avad de cauida de quatro celemines y los demás solares se hallan con mui pocos vestijios para reconocer si han sido casas o no y asimismo tiene Pedro Sáiz otro corral en la calle de las Higueras de cauida de dos celemines que lo ponen de hortaliza y no pueden decir las cargas que ay sobre ellas, y responden
miércoles, 18 de noviembre de 2015
Arrancacepas: cuando unos luchan por el derecho a existir y otros ven negada su existencia
Cruz del siglo XIII |
Arrancacepas es un pueblo más conocido por su nombre que por la visita del mismo. Algunos quieren ver en su nombre una tierra de buen vino. Pero quienes conocemos el pueblo sabemos que el vino de calidad escasea y más bien creemos que el propio nombre procede de arrancar cepas, pero no de vino, sino de los troncos y raíces de una vegetación de monte bajo para ganar espacio para la agricultura. Arrancacepas era simplemente unas casas, cuando recayó como un bien más en el mayorazgo que de su padre recibió en 1370 Micer Gómez García, VI señor de Albornoz. Dicen que el pueblo surgió en el siglo XII, en los momentos de la Reconquista de la Tierra de Cuenca, como una aldea más del llamado sexmo de Torralba, que configuraba con su poca entidad una parte del extenso alfoz de la ciudad de Cuenca.
Arrancacepas no nos ha legado un patrimonio artístico que sea digno de conservarse. Y lo poco que queda se lo han llevado del pueblo. Su iglesia es una más, aunque el espíritu con el que se levantó es la afirmación del mismo orgullo con el que otros pueblos levantaron las suyas. No hay hidalgos ni el pueblo parece echarlos de menos. Es más, de los que han sido señores del pueblo, Albornoces o Mortaras, no hay memoria alguna, ni siquiera interés por recuperar su recuerdo. Al fin al cabo, la historia del pueblo hubiera sido la misma o quizás un poco mejor. No hay acontecimientos heroicos. Su vida e historia está formada por sucesos triviales, aunque tampoco se envidia la tradición ajena. Y sin embargo, en sus habitantes, de antaño y del presente, hay una arrogancia callada, que les lleva a ver cuanto les rodea con cierto desprecio. No se envidia lo ajeno, pero se valora en demasía lo propio. Los arrancaceperos son poca cosa, pero saben de una verdad última: sin su sacrificio, como el sacrificio de tantos pueblos y vecinos anónimos, no existiría el presente. El presente propio y el ajeno.
Estela funeraria |
El comportamiento demográfico y económico de Arrancacepas está más cercano a otras poblaciones del sur de la provincia de Cuenca que del norte de la provincia o de Castilla la Vieja. El siglo XVI es un siglo dorado para el pueblo que duplica su población, llegando a los cien vecinos. Arrancacepas es un pueblo agricultor, siempre vio con recelo la cañada real que pasaba por el término. El símbolo de Arrancacepas como pueblo agricultor es la ejecutoria de 1554, que le permite roturar los montes; el símbolo de su fracaso es la de 1626, que le niega tal derecho. La crisis demográfica, iniciada en otras poblaciones de España con la decadencia del último cuarto del siglo XVI, en Arrancacepas solo se empieza a vislumbrar tras la crisis de las guerra catalana de 1640, que conducirá a un descenso demográfico pronunciado en la segunda mitad del siglo XVII.
Francisco de Orozco Marques de Mortara, I señor de Arrancacepas |
Cuevas del Montecillo |
Procesión del patrón: San Gil Abad |
La historia de Arrancacepas es una sucesión de etapas que alternan entre un recogerse sobre sí misma y una apertura a los demás. Siempre en riesgo de caer en la endogamia y siempre abriéndose a los otros. Aquí el mérito no es tener ocho apellidos castellanos, sino que estos ocho apellidos, e incluso los dieciséis no se repitan. Si uno se mira a sí mismo, se siente orgulloso de sus apellidos de rancio castellanismo: Ortega o de la Torre; pero en seguida se da cuenta de la amplia panoplia de esos otros apellidos que le pueden llevar a cualquier otro punto de la geografía nacional e incluso fuera de ella: de la Rosa, Ferrer, Cava, Gallego, Cordente, Triguero o Turín. A pesar de ello en la historia del pueblo hay continuidad de unos apellidos presentes o ya desaparecidos que se podrían reproducir en cualquier otro lugar de la Alcarria: Vindel, Colmenar, Polo, Torres, Lázaro, Castellano, Estirado, Abad, y otros más recientes como Carralero, Izquierdo, Bonilla, Sevilla o Perales, y tantos otros que se quedan en el olvido. Todos ellos nos hablan de un pueblo que ha sabido renovarse y acoger a esquiladores, comerciantes de paso, gallegos que bajaban a segar o simple gente sin oficio ni beneficio que se acogía como criados (mozos se les llamará, que en esta tierra se ve mal la servidumbre) a cambio de la comida, que poco más se les puede ofrecer en estas tierras. Todo ello conforma una manera de ser, resumida en el viejo principio castellano de que nadie es mas que nadie. Principio fundado no cabe duda en la envidia, pero una envidia que no desea lo ajeno sino que tiende a revalorizar ante los demás lo que se posee como propio, por poco que sea.
Cueva de vino |
Las crisis de mortalidad sobrevenida todavía golpearon a una población que hasta después de la Guerra Civil se mostraba indefensa a las enfermedades. Valga como muestra el ejemplo de mi familia. En 1929, muere mi abuela Josefa Cava y dos de sus hijas. A la enfermedad, que será mal llamada sarampión, sobreviven en la familia únicamente mi abuelo Gaspar de la Rosa Ortega y mi padre Germán de la Rosa Cava, por entonces un niño de dos años, al que mi abuelo decide sacarlo, desesperadamente, contraviniendo los consejos médicos, a la calle, para respirar aire puro y huyendo de la atmósfera insana y viciada de la enfermedad que se ha apoderado del hogar familiar.
Subida a la Iglesia de San Gil Abad |
La carrasca |
(1) SANCHEZ BENITO, J. M.: "Términos despoblados en la Tierra de Cuenca" HID, 40, 2013, pp. 327-359
ANEXO I. Evolución histórica de la población
Censo de Pecheros de 1528
- 55 vecinos
Censo de los obispos de 1587
- 60 vecinos y una pila (los datos son discordantes con los del censo de millones de cuatro años después)
- 109 vecinos: 106 pecheros, dos hidalgos y un clérigo
Censo de 1646
- 100 vecinos
- 72 vecinos
- 125 vecinos, 480 habitantes
- 110 vecinos, 437 habitantes
Censo de 1877
- 123 vecinos, 381 habitantes
Padrón de 1900 (INE)
- Presentes: 142 varones y 138 mujeres
- Ausentes: 8 varones y 3 mujeres
- Transeúntes: 6 varones y tres mujeres
- Población de hecho: 289
- Población de derecho: 291
Población de 1920
- Población de hecho: 317
- Población de derecho: 307
Población 1940
- Población de hecho: 289
- Población de derecho: 302
Población de 2016
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