Pleito entre Jacobo Caser, genovés asentado en Cuenca, y el mercader Gonzalo de Córdoba, vecino de Alcalá de Henares, y Bernardino del Arco su fiador, vecino de Guadalajara.
El contencioso venía por una obligación contraída por Gonzalo de Córdoba con Agustín, padre de Jacobo, y el propio hijo, por valor de 65600 maravedíes en razón de una compra de “cierta mercaduría”. La operación comercial se había cerrado en la feria de Medina de Campo y el pago tomaba la forma de letra de cambio a pagar tiempo después, y es de suponer que en Guadalajara o cualquiera de las ferias cercanas como la de Mondéjar, quizás. El caso es que Gonzalo de Córdoba no había hecho frente a la totalidad del pago y debía aún 24130 mrs.
Muestra de lo difícil que era hacer negocios en la Castilla
del siglo XVI es la complejidad que adquirió el pleito: Jacobo Caser acudió hasta
la justicia ordinaria de Guadalajara para recuperar su dinero; sus alcaldes
ordinarios ordenaron la ejecución de bienes de Gonzalo de Córdoba por impago,
pero este alegó que era vecino de Alcalá de Henares, que escapaba a la
jurisdicción ordinaria de los alcaldes de Guadalajara y que cualquier ejecución
que se hiciera sobre unas viñas que poseía en Guadalajara debía hacerse por la justicia
de Alcalá. Así el que debía responder era el fiador Bernardino del Arco, que, a
su vez, negándose a que se hiciera ejecución sobre unos paños, alegó que era
hidalgo y como tal no se podía hacer ejecución alguna sobre su persona, pues “era
hijodalgo de padre y abuelo y no podía ser preso”. Tal hidalguía de fuero de
Castilla no le impedía ejercer como mercader de paños, adaptándose a los nuevos
tiempos y deseos propios de enriquecimientos.
Mientras nuestro mercader Jacobo Caser, en sus idas y venidas
entre su residencia de Cuenca y búsqueda de justicia en Guadalajara enfurecía
ante el laberinto cretense de la justicia castellana. Sabiendo que el trato se
había formalizado en Medina del Campo y que los deudores eran vecinos al norte del
Tajo acudió a la Chancillería de Valladolid, por supuesto negando cualquier vecindad
en Cuenca, pues era simple estante a la sazón por motivos comerciales y
sabiendo que cualquier reconocimiento de vecindad en esta ciudad podía derivar
el asunto a la Chancillería de Granada. En estos tiempos, los asuntos al norte
del Tajo se entendían en Valladolid, al sur, en Granada.
Mientras nuestro genovés trataba de entender el galimatías
de la justicia castellana, los dos mercaderes castellanos andaban sueltos o, en
términos jurídicos, en rebeldía. Esta palabra se repite hasta la saciedad en
los pleitos, simple expresión para calificar a cualquier bribón que, conocedor
de las mismas, era capaz de escapar de la confusión de jurisdicciones
castellanas. Por supuesto, la Chancillería de Valladolid sentenció a favor del
genovés, pero, aunque el pleito no lo dice, la ejecución de bienes para el pago
de deudas correspondería de nuevo a las justicias locales.
Son muchos los testimonios de genoveses asentados en Cuenca
en el último cuarto del siglo XV y en el siglo XVI. Estas redes de compañías modernas
de mercaderes que tenían como centro de intercambios las ferias de Medina del
Campo se mantendrán, a pesar de todo, hasta el último cuarto del siglo XVI. Es
entonces, cuando la ciudad de Cuenca en un célebre
memorial de 1582 (al menos para mí) se queje:
“e que de las ferias de Vizenzon, e Leon de Françia e
Amberes solo cambien para las ferias de Medina del Campo, Villalón e Ruiseco e
no para Alcalá y Madrid”(1)
La denuncia tenía su sentido, pues Madrid y Alcalá serán
plazas donde asiduamente acudan los mercaderes conversos portugueses que
enlazan nuevas rutas con los Países Bajos, haciendo de Lisboa nuevo centro de
operaciones o de los puertos del Cantábrico, en especial, Bilbao, puerto de
descarga de mercancías extranjeras, ajeno a las viejas ferias vallisoletanas.
Y así, mientras aficionadamente intentó localizar algún
mercader genovés en la Mancha conquense, dejó al mundo académico que, con sus
estudios, intente dejar a la ciudad de Cuenca en la Historia económica de
España como se merece
(1)
AGS, CCA, DIV, 10, 69. Parecer de la ciudad de Cuenca
sobre las ferias de Medina del Campo. 1582
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