cruz

cruz

sábado, 24 de julio de 2021

CUENCA SE DESANGRA

 

Cuenca se desangra, cual enfermo somnoliento que expira en su último aliento. Imágenes y más imágenes, coloridas o sepias, mostrando el rostro feliz de una ciudad (y provincia) que trasnocha con sus encantos, pero ¡ay, cuando llegan los comentarios! Sabios sénecas, quos ego virgilianos y, por qué no, la simple mala baba del oportunista que no desperdicia ocasión.

Cuenca siempre ha sido una sociedad cerrada; ahora no, pues está abierta al mundo. Su cerrazón actual es elitista. No es que antes no lo fuera, pero antaño cuando se despreciaba a los pijos, y estos a los pueblerinos recién llegados, se hacía desde la visión de los que veíamos el mundo y la vida con la sencillez del campesino. Se envidiaba lo ajeno y se aprendía de lo bueno, quizás desgraciadamente, pues esa ingenuidad de obviar lo malo, nos dejó inermes ante un mundo más cicatero y cainita.

Hoy Cuenca ha cambiado. En apariencia es una sociedad más abierta, más dinámica, más plural, pero es simple teatro de personajes sin alma. Cada cual con su papel y la actuación ordenada; cada cual esperando asumir el papel de primera estrella, y cada cual al servicio de los nuevos linajes. Recuerdo antaño cómo nos revolvíamos cuando se nos preguntaba aquello de “¿tú, a qué familia perteneces”, “… pues no, no he oído hablar de ella”. Pero todos sabíamos que cada uno de nosotros teníamos una familia donde se aprendían valores eternos (simple educación) que nos ha permitido mantener nuestra idiosincrasia en la lejanía. Hoy, no. Hoy la pregunta es “¿de qué partido eres?”. No hablo de cuando tomar partido era hasta “mancharse”, pues ahora es sencillamente “untarse”. Los principios e ideas se adaptan a las circunstancias y los hombres (y conquenses) son presos de esas circunstancias, que no son sino eventualidades de insignificancia. Mientras, ni un proyecto común ni un espacio donde aunar esfuerzos y concertar opiniones, ni una voluntad desprendida ni una actitud que no sea la del recelo y, lo que es más preocupante, la inexistencia de personalidades señeras más allá del partido, tanto en Cuenca como llegadas de fuera.

No sé lo que me encontraré en Cuenca dentro de poco tiempo, después de unos años ausente por necesidad: seguramente una ciudad ajena y extraña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario